lunes, 4 de julio de 2011

Mensajes diarios

LECCIÓN 185

Deseo la paz de Dios.

Decir estas palabras no es nada. Pero decirlas de corazón lo es todo. Si pudieras decirlas de corazón, aunque sólo fuera por un instante, jamás volverías a sentir pesar alguno, en ningún lugar o momento. Recobrarías plena conciencia del Cielo, el recuerdo de Dios quedaría completamente reinstaurado y la resurrección de toda la creación plenamente reconocida.

No hay nadie que pueda decir estas palabras de todo corazón y no curarse. Ya no podría entretenerse con sueños o creer que él mismo es un sueño. No podría inventar un infierno y creer que es real. Desea la paz de Dios, y se le concede. Eso es todo lo que desea y todo lo que recibirá. Son muchos los que han dicho estas palabras. Pero ciertamente son muy pocos los que las han dicho de todo corazón. No tienes más que contemplar el mundo que ves a tu alrededor para cerciorarte de cuán pocos han sido. El mundo cambiaría completamente sólo con que hubiese dos que estuviesen de acuerdo en que esas palabras expresan lo único que ellos anhelan.

Dos mentes con un solo empeño se vuelven tan fuertes que lo que disponen se convierte en la Voluntad de Dios. Pues las mentes sólo se pueden unir en la verdad. En sueños, no hay dos mentes que puedan compartir la misma intención. Para cada una de ellas, el héroe del sueño es distinto, y el desenlace deseado no es el mismo. El perdedor y el ganador simplemente alternan de acuerdo con patrones cambiantes, según la proporción entre ganancia y pérdida y entre pérdida y ganancia adquiere un matiz diferente o adopta otra forma.

No obstante, lo único que se puede hacer en sueños es transigir. A veces ello adopta la forma de una unión, pero sólo la forma. En los sueños nada tiene significado, pues su meta es transigir. Las mentes no pueden unirse en sueños. Sólo pueden negociar, Mas ¿qué trato podrían hacer que les proporcionase la paz de Dios? Las ilusiones pasan a ocupar Su lugar. Y lo que Él es deja de tener significado para las mentes dormidas empeñadas en hacer tratos, cada cual en beneficio propio y a costa de la pérdida de otros.

Desear la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños. Pues nadie que diga estas palabras de todo corazón desea ilusiones o busca la manera de obtenerlas. Las ha examinado y se ha dado cuenta de que no le ofrecen nada. Ahora procura ir más allá de ellas, al reconocer que otro sueño sólo le ofrecería lo mismo que los demás. Para él, todos los sueños son Uno. Y ha aprendido que la única diferencia entre ellos es la forma que adoptan, pues cualquiera de ellos suscitará la misma desesperación y zozobra que los demás.

La mente que desea la paz de todo corazón debe unirse a otras mentes, pues así es como se alcanza la paz. y cuando el deseo de paz es genuino, los medios para encontrarla se le conceden en una forma tal que cada mente que honradamente la busca pueda entender. Sea cual sea la forma en que se presente la lección, ha sido planeada para él de tal forma que si su petición es sincera, no dejará de verla. Mas si su petición no es sincera, no habrá manera de que pueda aceptar la lección o realmente aprenderla.

Dediquemos hoy nuestra práctica a reconocer que nuestras palabras son sinceras. Deseamos la paz de Dios. No es éste un deseo vano. Estas palabras no piden que se nos dé otro sueño. No procuran transigir, ni es su afán hacer otro trato con la esperanza de que aún haya un sueño que pueda tener éxito cuando todos los demás han fracasado. Decir estas palabras de corazón es reconocer la futilidad de las ilusiones y pedir lo eterno en lugar de sueños cambiantes que parecen ofrecerte distintas cosas, pero que en realidad son igualmente insubstanciales.

Dedica hoy tus sesiones de práctica a escudriñar minuciosamente tu mente a fin de descubrir los sueños que todavía anhelas. ¿Qué es lo que realmente deseas de corazón? Olvídate de las palabras que empleas al hacer tus peticiones. Considera solamente lo que crees que te brindará consuelo y felicidad. Pero no te desalientes por razón de las ilusiones que aún perduran, pues la forma que éstas adoptan no es lo que importa ahora. No dejes que algunos sueños te resulten más aceptables, mientras que te avergüenzas de otros y los ocultas. Son todos el mismo sueño. Y puesto que todos son el mismo, debes hacer la siguiente pregunta con respecto a cada uno de ellos:

Un Curso De Milagros
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Yo Soy el Ángel que necesita tu Colaboración

¿Sabes que es un Ángel? Somos seres espirituales igual que tú, solo que no usamos el cuerpo material que tú usas en este momento.

Nosotros usamos nuestro cuerpo de luz, espiritual, que tú también tienes, aunque oculto tras el cuerpo material. Es un cuerpo de luz, porque las moléculas que lo componen vibran a una altísima frecuencia y fuera de nuestro plano sólo se ve la emisión de su luz.

Cuando más emplees tus sentidos espirituales, más nítidamente nos podrás ver. Porque nosotros somos seres determinados, no somos energía dispersa por el espacio. No necesitamos un cuerpo físico porque nuestra labor se realiza a nivel espiritual. Debemos llegar al corazón de los hombres para inspirarles, susurrarles y conducirlos a la bondad.

Cuando no se abren las puertas a nuestra presencia, cuando los hombres no activas sus sentidos espirituales, no podemos comunicarnos, no pueden seguir nuestros consejos, ni nuestros susurros de protección, porque no nos pueden escuchar, porque recuerda… los ángeles nos comunicamos con el alma, NO con el cuerpo material. Y por esto hoy te he escogido a ti.

No es ninguna casualidad que estes leyendo esta nota. Deseo cubrirte con mi resplandor de AMOR e inspirarte muchas cosas en que nos pueden servir de ayuda…

Ven.. ven cariño mío, descansa en mi corazón. Te AMO profundamente…

Cierra tus ojos y escucha… escucha… escucha mis susurros de amor.

Estoy en tí, tu estas en mí, SOMOS UN SOLO SER.….

Con Amor en mi corazón

Agenda Angelical de Lucy Aspra
AUTOR LUCY ASPRA
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Afirmacion diaria
Ahora estoy libre del pasado. La libertad es mi derecho divino. Louise Hay

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