Mensaje diario
LECCIÓN 135
Si me defiendo he sido atacado.
¿Quién se defendería a sí mismo a menos que creyese que ha sido
atacado, que el ataque es real y que defendiéndose es cómo puede
salvarse? En esto radica la insensatez de las defensas, las cuales
otorgan absoluta realidad a las ilusiones y luego intentan lidiar con
ellas como si fuesen reales. Ello no hace sino añadir más ilusiones a
las ilusiones, haciendo así que la corrección sea o doblemente difícil. Y
esto es lo que haces cuando tratas de planear el futuro, reactivar el
pasado u organizar el presente de acuerdo con tus deseos.
Actúas basándote en la creencia de que tienes que protegerte de lo que
está ocurriendo porque ello encierra una amenaza para ti. Sentirte
amenazado es el reconocimiento de una debilidad inherente; es asimismo
la creencia de que hay un peligro que tiene el poder de incitarte a que
busques una defensa apropiada. El mundo está basado en esta creencia
demente. Y todas sus estructuras, pensamientos y dudas, sus castigos y
su pesado armamento, sus definiciones legales y sus códigos, su ética,
sus líderes y sus Dioses, no hacen sino perpetuar esta sensación de
amenaza. Pues nadie andaría por el mundo cargando con una pesada
armadura sino fuese porque el terror le encoge el corazón.
Las
defensas son atemorizantes. Surgen del miedo, el cual se intensifica con
cada defensa adicional. Crees que te ofrecen seguridad. Sin embargo, lo
que hacen es proclamar que el miedo es real y que el terror está
justificado. ¿No te parece extraño que al elaborar planes para reforzar
tu armadura y afianzar tus cerrojos todavía más, jamás te detienes a
pensar qué es lo que estás defendiendo, cómo lo estás defendiendo y
contra qué?
Examinemos en primer lugar qué es lo que defiendes.
Debe ser algo muy débil y vulnerable. Algo que es presa fácil, incapaz
de protegerse a sí mismo y que, por lo tanto, necesita que tú lo
defiendas. ¿Qué otra cosa sino el cuerpo adolece de tal fragilidad que
para proteger su insignificante vida es necesario prestarle un constante
cuidado y preocuparse en gran manera por su bienestar? ¿Qué otra cosa
sino el cuerpo flaquea y es incapaz de ser el digno anfitrión del Hijo
de Dios?
Sin embargo, no es el cuerpo el que puede temer o ser
algo temible. Las únicas necesidades que tiene son las que tú mismo le
impones. No necesita complicadas estructuras que lo defiendan, ni
medicamentos para conservar la salud, ni cuidados, ni que te preocupes
por él en absoluto. Si defiendes su vida, le haces regalos para
embellecerlo o construyes murallas para su protección, estarás
declarando que tu hogar está a merced del ladrón del tiempo, que es
corruptible, que se está deteriorando y que es tan vulnerable que tienes
que protegerlo con tu propia vida.
¿No es este cuadro
aterrador? ¿Cómo puedes estar en paz con semejante concepto de tu hogar?
Sin embargo, ¿qué fue lo que dotó al cuerpo con el derecho de servirte
de esta manera sino tus propias creencias? Fue tu mente la que le asignó
al cuerpo todas las funciones que percibes en él, y la que fijó su
valor muy por encima del pequeño montón de polvo y agua que realmente
es. ¿Quién defendería semejante cosa si reconociese que eso es lo que
es?
El cuerpo no necesita ninguna defensa No podemos hacer
suficiente hincapié en esto. El cuerpo se mantendrá fuerte y saludable
si la mente no abusa de él asignándole funciones que no puede cumplir,
propósitos que están fuera de su alcance y elevadas metas que no puede
alcanzar. Tales intentos ridículos, aunque celosamente atesorados, son
la fuente de los múltiples y dementes ataques a que lo sometes. Pues el
cuerpo parece frustrar tus esperanzas, tus valores y tus sueños, así
como no satisfacer tus necesidades.
El 'ser' que necesita
protección no es real. El cuerpo, que de por si no tiene valor ni es
merecedor de la más mínima defensa, sólo requiere que se le perciba como
algo completamente ajeno a ti, para convertirse en un instrumento
saludable y útil a través del cual la mente puede operar hasta que deje
de tener utilidad. Pues ¿quién querría conservarlo una vez que deja de
ser útil?
Defiende el cuerpo y habrás atacado a tu mente. Pues
habrás visto en ella las debilidades, las limitaciones, las faltas y los
defectos de los cuales crees que el cuerpo debe ser liberado. De este
modo, no podrás ver a la mente como algo separado de las condiciones
corporales. Y descargarás sobre el cuerpo todo el dolor que procede de
concebir a la mente como frágil, limitada y separada de las demás mentes
y de su Fuente.
Estos son los pensamientos que necesitan
curación, y una vez que hayan sido corregidos y reemplazados por la
verdad, el cuerpo gozará de perfecta salud. La verdad es la única
defensa real del cuerpo. Sin embargo, ¿recurres a ella para defenderlo?
El tipo de protección que le ofreces no le beneficia en absoluto, sino
que le añade más angustia a tu mente. Y no sólo no te curas, sino que
eliminas toda esperanza de curación, pues no puedes ver dónde se deben
depositar las esperanzas si es que éstas han de ser esperanzas fundadas.
La mente que ha sanado no planifica. Simplemente lleva a cabo los
planes que recibe al escuchar a una Sabiduría que no es la suya. Espera
hasta que se le indica lo que tiene que hacer, y luego procede a
hacerlo. No depende de sí misma para nada, aunque confía en su capacidad
para llevar a cabo los planes que se le asignan. descansa serena en la
certeza de que ningún obstáculo puede impedir su avance hacia el logro
de cualquier objetivo que sirva al gran plan que se diseñó para el bien
de todos.
La mente que ha sanado se ha liberado de la creencia
de que tiene que planear, si bien no puede saber cuál sería el mejor
desenlace, los medios por los que éste se puede alcanzar, ni cómo
reconocer el problema que el plan tiene como propósito solucionar. La
mente no podrá sino hacer un mal uso del cuerpo al hacer sus planes
mientras no reconozca que esto es así. Mas cuando acepte que esto es
verdad, sanará y dejará a un lado al cuerpo.
Forzar al cuerpo a
que se amolde a los planes que una mente no curada traza para salvarse a
sí misma es lo que hace que el cuerpo enferme. En tal caso el cuerpo no
es libre para ser un instrumento de ayuda en un plan que le ofrece
mucha más protección de la que él podría prestarse a sí mismo, y que por
un tiempo requiere de sus servicios. Cuando se utiliza con este
propósito, la salud está asegurada. Pues todo aquello de lo que la mente
se valga para tal fin funcionará perfectamente y con la fortaleza que
se le ha otorgado, la cual no puede fallar.
Tal vez no sea
fácil darse cuenta de que los planes que uno mismo inicia son tan sólo
defensas, al ser su propósito el mismo para el que se concibieron todas
las defensas. Estos planes constituyen los medios a través de los cuales
una mente atemorizada intenta hacerse cargo de su propia protección a
costa de la verdad. Esto se puede reconocer fácilmente en algunas de las
formas que adopta este auto-engaño, en las que la negación de la
realidad es muy evidente. No obstante, rara vez se reconoce que hacer
planes es en sí una defensa.
La mente que se dedica a hacer
planes para sí misma está tratando de controlar acontecimientos futuros.
No cree que se le vaya a proveer de todo cuanto pueda necesitar, a
menos que ella misma lo haga. El tiempo se convierte en algo en lo que
lo que se enfatiza es el futuro, el cual se debe controlar mediante el
aprendizaje y la experiencia derivada de sucesos pasados y de las
creencias que se abrigan. Dicha mente pasa por alto el presente,
basándose en la idea de que el pasado le ha enseñado lo suficiente como
para permitirle dirigir su futura trayectoria.
La mente que
hace planes, por lo tanto, no permite ningún cambio. Lo que aprendió en
el pasado se convierte en la base de sus futuros objetivos. Sus
experiencias pasadas determinan su elección de lo que ha de suceder. Y
no se da cuenta de que aquí y ahora se encuentra todo cuanto necesita
para garantizar un futuro muy diferente del pasado, libre de la
continuidad de las viejas ideas y de las creencias enfermizas. No hay
ansiedad con respecto al porvenir, pues la confianza presente está a
cargo de éste.
Las defensas son los planes que emprendes para
atacar la verdad. Su objetivo es seleccionar aquello a lo que le das tu
conformidad, y descartar lo que consideras incompatible con tus
creencias acerca de lo que es tu realidad. No obstante, lo que queda
ciertamente no tiene significado. pues tu realidad es 'la amenaza' que
tus defensas intentan atacar, ocultar, despedazar y crucificar.
¿Qué no ibas a poder aceptar si supieses que todo cuanto sucede, todo
acontecimiento, pasado, presente y por venir, es amorosamente planeado
por Aquel cuyo único propósito es tu bien? Tal vez no hayas entendido
bien Su plan, pues Él nunca podría ofrecerte dolor. Mas tus defensas no
te dejaron ver Su amorosa bendición iluminando cada paso que jamás
diste. Mientras hacías planes para la muerte, Él te conducía dulcemente
hacia la vida eterna.
Tu presente confianza en Él es la defensa
que te promete un futuro tranquilo, sin ningún vestigio de sufrimiento y
lleno de un júbilo que es cada vez mayor, a medida que esta vida se
vuelve un instante santo, ubicado en el tiempo, pero reconociendo
únicamente la inmortalidad. No permitas que ninguna defensa, excepto tu
presente confianza, dirija el futuro, y esta vida se convertirá en un
encuentro significativo con la verdad, la cual sólo tus defensas podrían
ocultar.
Sin defensas, te conviertes en una luz que el Cielo
mismo, lleno de gratitud, reconoce como propia. y te conducirá por los
caminos que se diseñaron para tu felicidad, de acuerdo con el plan
ancestral que comenzó al nacer el tiempo. Tus seguidores unirán su luz a
la tuya, y ésta aumentará hasta que el júbilo ilumine al mundo. Y
nuestros hermanos gustosamente dejarán a un lado sus engorrosas
defensas, que de nada les sirvieron y sólo les causaban terror.
Esperaremos hoy con gran expectación ese momento llenos de absoluta
confianza en el presente, pues esto es parte de lo que se planeó para
nosotros. Descansaremos en la certeza de que se nos proveerá de todo
cuanto podamos necesitar para lograr esto hoy No haremos planes acerca
de cómo se va a lograr, sino que nos daremos cuenta de que nuestra
indefensión es lo único que se requiere para que la verdad alboree en
nuestras mentes con absoluta certeza.
Durante quince minutos,
en dos ocasiones hoy, nos abstendremos de elaborar planes sin sentido y
de albergar pensamientos que le impidan la entrada a la verdad en
nuestras mentes. Hoy recibiremos en lugar de planear, de manera que
podamos dar en vez de organizar. Y en verdad se nos da cuando decimos:
Si me defiendo he sido atacado.
Mas en mi indefensión seré fuerte.
Y descubriré lo que mis defensas ocultan.
Eso es todo. Si tienes que hacer planes, ya se te dirá cuáles son.
Puede que no sean los planes que tú creías necesarios, ni las respuestas
a los problemas a los que creías enfrentarte. Mas son las respuestas a
otro tipo de pregunta, la cual sigue aún sin contestar - si bien
necesita ser contestada - hasta que por fin te llegue la Respuesta.
El propósito de todas tus defensas ha sido impedir que recibas lo que
has de recibir hoy Y ante la luz y la dicha de la simple confianza, te
preguntarás sorprendido cómo pudiste jamás pensar que tenías que
defenderte de tu liberación. El Cielo no pide nada. Es el infierno el
que exige extravagantes sacrificios. Hoy no estarás renunciando a nada
durante estos momentos en los que, sin defensas, te presentas ante tu
Creador tal como realmente eres.
Él se ha acordado de ti. Hoy
nosotros nos acordaremos de Él. Pues ésta es la Pascua Florida de tu
salvación. y tú emerges de nuevo de lo que parecía ser la muerte y la
desesperanza. ahora renace en ti la luz de la esperanza, pues ahora
vienes sin defensas a descubrir cuál es tu papel en el plan de Dios.
¿Qué insignificantes planes o creencias mágicas pueden seguir teniendo
valor una vez que la Voz que habla por Dios Mismo te ha mostrado tu
función?
No trates de que este día se ajuste a lo que según tú
sería más beneficioso para ti. pues no puedes ni concebir toda la
felicidad que te llega sin que tú tengas que planear nada. Decídete a
aprender hoy, y todo el mundo se unirá a ti para dar este paso
gigantesco y celebrar tu Pascua Florida contigo. Si en cualquier momento
a lo largo del día adviertes que cosas pueriles e insignificantes
parecen ponerte a la defensiva y tentarte a urdir planes, recuerda que
éste es un día dedicado a un aprendizaje especial, y reconócelo
repitiendo lo siguiente:
Ésta es mi Pascua Florida.
Y quiero conservarla santa.
No me defenderé, pues el Hijo de Dios no necesita defensas contra la verdad de su realidad.
Un Curso De Milagros
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Yo Soy el Ángel del Altar.
Estoy presente en las ceremonias que alaban a Dios. Hoy llego a tu vida
para inundar de luz tu corazón. Ven… acércate a mí… entra en el
resplandor de mi aura… cierra los ojos y aspira… aspira lentamente…
místicamente.
Visualiza un recinto sagrado, brillante, y tú
vestido con una túnica blanca ante un altar en cuyo centro luminoso se
alza la Custodia, un sol resplandeciente. Sus poderosos rayos llegan
hasta ti… te transforman… te recoges con respeto y te entregas a Nuestro
Señor.
El recinto es tu cuerpo, el altar tu corazón y el sol
es Cristo que vive en ti. Ahora, con profunda devoción, ofrece tus actos
como alabanza a Dios. Festeja Su presencia en todo lo bello, porque
allí está presente Él.
La Creación es un altar donde Dios
manifiesta sus bendiciones. Perdona y prodiga amor. Así, tu propio altar
y tu corazón estará limpio y puros… y allí te enviaré resplandores de
paz, amor, abundancia y felicidad. Empieza el día con entusiasmo, con
risas, sonrisas y alegría… y acurrúcate entre mis brazos… porque hoy
tendrás más visitas del reino angelical… y todo mi amor….
En Amor Y Gratitud,
Agenda Angelical de Lucy Aspra
AUTOR LUCY ASPRA
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Afirmacion diaria
Soy uno con el poder y la sabiduría del Universo. Tengo todo lo que necesito. Louise Hay
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