Mensajes diarios

LECCIÓN 037

Mi santidad bendice al mundo.

Esta idea contiene los primeros destellos de tu verdadera función en el mundo, o en otras palabras, la razón por la que estás aquí. Tu propósito es ver el mundo a través de tu propia santidad. De este modo, tú y el mundo sois bendecidos juntos. Nadie pierde; a nadie se le despoja de nada; todo el mundo se beneficia a través de tu santa visión. Tu santa visión significa el fin del sacrificio porque les ofrece a todos su justo merecido. Y él tiene derecho a todo, ya que ése es su sagrado derecho como Hijo de Dios.

No hay ninguna otra manera de poder eliminar la idea de sacrificio del pensamiento del mundo. Cualquier otra manera de ver inevitablemente exige el que algo o alguien pague. Como resultado de ello, el que percibe sale perdiendo. Y no tiene ni idea de por qué está perdiendo. Su plenitud, sin embargo, le es restaurada a su conciencia a través de tu visión. Tu santidad le bendice al no exigir nada de él. Los que se consideran a sí mismos completos no exigen nada.

Tu santidad es la salvación del mundo. Te permite enseñarle al mundo que es uno contigo, sin predicarle ni decirle nada, sino simplemente mediante tu sereno reconocimiento de que en tu santidad todas las cosas son bendecidas junto contigo.

Hoy debes dar comienzo a las cuatro sesiones de práctica más largas - las cuales han de tener una duración de tres a cinco minutos cada una - repitiendo la idea de hoy, a lo cual ha de seguir un minuto más o menos en el que debes mirar a tu alrededor a medida que aplicas la idea a cualquier cosa que veas:

Mi santidad bendice esta silla.
Mi santidad bendice esa ventana.
Mi santidad bendice este cuerpo.

Luego cierra los ojos y aplica la idea a cualquier persona que te venga a la mente, usando su nombre y diciendo:

Mi santidad te bendice, [nombre].

Puedes continuar la sesión de práctica con los ojos cerrados, o bien abrirlos de nuevo y aplicar la idea a tu mundo exterior si así lo deseas; puedes alternar entre aplicar la idea a cualquier cosa que veas a tu alrededor o a aquellas personas que aparezcan en tus pensamientos, o bien puedes usar cualquier combinación que prefieras de estas dos clases de aplicación. La sesión de práctica debe concluir con una repetición de la idea con los ojos cerrados, seguida inmediatamente por otra repetición con los ojos abiertos.

Los ejercicios más cortos consisten en repetir la idea tan a menudo como puedas. Resulta particularmente útil aplicarla en silencio a todas las personas con las que te encuentres, usando su nombre al hacerlo. Es esencial que uses la idea si alguien parece causar una reacción adversa en ti. Ofrécele la bendición de tu santidad de inmediato, para que así puedas aprender a conservarla en tu conciencia.

Un Curso De Milagros

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Yo soy el Ángel de las Palabras

Mi aura angelical se agranda con las vibraciones de amor y las notas armoniosas de palabras que exaltan. Pronunciadas con ternura, aumentan mi resplandor. Los pensamientos puros y nobles también se adhieren a mi luz porque la palabra es sólo el pensamiento con sonido.

Todo sonido emitido con dulzura llega a ser parte de mí. Hoy desciendo a tu mundo para llenarte con mis mágicos destellos de amor. Ven… absorbe mi esencia y siente cómo se activa el centro de poder que tienes en la garganta.

Cuida tus palabras, porque toda palabra que emites produce un efecto en tu mundo material, y si deseas reacciones bellas con las palabras que pronuncias, deberán ser siempre de amor, de bondad y de ternura. Jamás ofendas con tus palabras porque su efecto repercutirá en tu vida.

La oración, con devoción, es magia, porque produce «milagros» que brotan en el mundo material y su intención noble se almacena en el espiritual.

Ahora… vamos a volar… te llevaré a esperar al Ángel de la Mañana en un lugar especial… porque te aguarda con sonrisas, alegrías y muchísimo amor… ¡tendremos que festejarlo! Te amo con toda mi naturaleza angelical..

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Con Amor en mi corazón
YO SOY AMOR YO SOY UN ÁNGEL EN LA TIERRA

Agenda Angelical de Lucy Aspra
AUTOR LUCY ASPRA

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Afirmacion diaria
Siempre llego a tiempo, fácilmente y sin esfuerzo. Louise Hay