martes, 6 de marzo de 2012

Mensajes diarios

LECCIÓN 066

Mi función y mi felicidad son una.

Seguramente habrás notado que en nuestras lecciones más recientes hemos hecho hincapié en la conexión que existe entre desempeñar tu función y alcanzar la felicidad. Esto ha sido así porque realmente tú no ves la conexión. Sin embargo, se trata de algo más que una simple conexión: son una misma cosa. La manera en que cada una se manifiesta es distinta, pero el contenido es exactamente el mismo.

El ego está batallando constantemente con el Espíritu Santo en torno a la cuestión fundamental de cuál es tu función. También batalla con Él constantemente con respecto a qué es tu felicidad. No es ésta una batalla que tenga dos contendientes. El ego ataca y el Espíritu Santo no responde. Él sabe cuál es tu función. Él sabe que es tu felicidad.

Hoy intentaremos ir más allá de esta batalla completamente absurda y arribar a la verdad con respecto a tu función. No nos vamos a enfrascar en argumentos fútiles con respecto a lo que es tu función. No vamos a tratar inútilmente de definir lo que es la felicidad ni de determinar los medios para alcanzarla. No vamos a gratificar al ego escuchando sus ataques contra la verdad. Sencillamente nos alegraremos de que podemos descubrir lo que ésta es.

El propósito de la sesión de práctica larga de hoy es que aceptes el hecho de que no sólo existe una conexión muy real entre la función que Dios te dio y tu felicidad, sino que ambas cosas son, de hecho, lo mismo. Dios te da únicamente felicidad. Por lo tanto, la función que Él te dio tiene que ser la felicidad, aunque parezca ser otra cosa. Los ejercicios de hoy son un intento de ir más allá de estas diferencias de aspecto y de reconocer un contenido común allí donde en verdad lo hay.

Comienza la sesión de práctica de diez o quince minutos reflexionando sobre estos pensamientos:

Dios me da únicamente felicidad.
Él me ha dado mi función.
Por lo tanto, mi función tiene que ser la felicidad.

Trata de ver la lógica en esta secuencia, incluso si aún no aceptas la conclusión. Únicamente si los dos primeros pensamientos son erróneos, podría ser falsa la conclusión. Reflexionemos, entonces, por un rato sobre estas premisas según practicamos.

La primera premisa es que Dios te da únicamente felicidad. Esto, desde luego, podría ser falso, pero para que fuese falso sería preciso definir a Dios como algo que Él no es. El Amor no puede dispensar maldad, y lo que no es felicidad es maldad. Dios no puede dar lo que no tiene, ni puede tener lo que Él no es. Si Dios no te diese únicamente felicidad, ciertamente sería malvado. Y ésa es la definición que crees acerca de Él si no aceptas la primera premisa.

La segunda premisa afirma que Dios te ha dado tu función. Hemos visto que tu mente sólo tiene dos partes. Una de ellas la gobierna el ego y se compone de ilusiones. La otra es la morada del Espíritu Santo, donde reside la verdad. Sólo puedes escoger entre estos dos guías, y los únicos resultados que pueden proceder de tu elección son el miedo que el ego siempre engendra o el amor que el Espíritu Santo siempre ofrece para reemplazarlo.

Así pues, o bien fue Dios Quien estableció tu función a través de Su Voz, o bien fue el ego, que tú inventaste para reemplazarlo a Él. ¿Cuál de estas posibilidades es verdad? A menos que hubiese sido Dios Quien te dio tu función, ésta sólo podría ser un regalo del ego. Mas ¿qué regalos puede dar el ego, cuando él mismo es una ilusión y lo único que puede ofrecer son regalos ilusorios?

Piensa en esto durante tu sesión de práctica más larga de hoy. Piensa asimismo en las múltiples formas que tu ilusoria función ha adoptado en tu mente, y en las muchas maneras por las que, guiado por el ego, trataste de encontrar la salvación. ¿La encontraste? ¿Te sentiste feliz? ¿Te brindaron paz? Hoy necesitamos ser muy honestos. Recuerda objetivamente los resultados que lograste y examina si en algún momento fue razonable pensar que podías encontrar felicidad en nada que el ego jamás propusiera. Con todo, la única alternativa para la Voz del Espíritu Santo es el ego.

Prestarás oídos a la locura, o bien oirás la verdad. Trata de hacer tu elección mientras reflexiones sobre las premisas en las que se basa nuestra conclusión. Podemos concurrir con esta conclusión, pero no con ninguna otra, toda vez que Dios Mismo concurre con nosotros al respecto. La idea de hoy es otro paso gigantesco hacia la percepción de lo que es lo mismo como lo mismo y de lo que es diferente como diferente. A un lado están las ilusiones. Al otro, la verdad. Tratemos hoy de darnos cuenta de que sólo la verdad es verdad.

Para las sesiones de práctica más cortas, que hoy te resultarán muy beneficiosas si las llevas a cabo dos veces por hora, sugerimos la siguiente forma de aplicación:

Mi función y mi felicidad son una porque Dios me dio las dos.
No te tomará más de un minuto, y probablemente menos, repetir estas palabras lentamente y pensar en ellas por un rato mientras las dices.

Un Curso De Milagros
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El Ángel de la Energía
¿Sabes que el brillo divino que emiten tus ojos es por la luz de amor que el Señor te da? Es su soplo de vida, porque tú eres especial. Su espíritu, como un Destello Divino vive en tu corazón y manifiesta su belleza a través del resplandor. Yo he atravesado los cielos para llegar con energías nuevas para avivar ese fuego que reside en tu interior. Ven..ven a mis brazos y báñate con mi luz. Cierra los ojos y visualiza un altar rodeado de ángeles que solemnes, esperan este ritual de amor. Ahora, extiende tus manos y recibe esta esencia que he traído hasta aquí. Es la esencia que el amor ha extraído del dulce néctar de la oración. Camina ahora hacia el altar y aviva el fuego con este regalo especial. Con él deposita también tus buenos deseos de agradar a Dios. Ofrece perdonar, amar y servir, es el combustible que ilumina el sagrario de tu corazón. Que el fuego brille sobre tu altar...Sientes cómo se enciende tu pecho. Observa a los ángeles embelesados por esta entrega a Dios. Te damos las gracias, te amamos y siempre velaremos por ti. Hoy, reposa tranquilo sobre mi pecho, porque el día te iluminará con un sol de amor.
(Extraído de la Agenda Angelical de Lucy Aspra).

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Afirmacion diaria
Me entusiasma la vida. Todo en mí es energía y optimismo. Louise Hay

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