sábado, 13 de octubre de 2012

Venezuela avanza hacia la luz de la libertad



 Venezuela tú eres una gran patria, eres gloriosa y sagrada, en ti se cultivan expresiones de amor. Tú estás destinada a demostrarle al mundo, que cuando el amor prevalece, el odio desaparece, y que es, justamente el amor, lo que siempre perdura y consolida la paz en la humanidad.
Hermanos venezolanos, reconozco que Venezuela es un semillero para la paz y la hermandad. Agradezco infinitamente a nuestro Padre Creador por ser tan generoso, espléndido y misericordioso con esta tierra de gracia.
 
Reconozco que ésta privilegiada condición trae implícita una sagrada misión; para la cual Venezuela nos está convocando a todos los venezolanos, de todas las condiciones, creencias, colores y posturas. Nuestra patria nos convoca a rescatar el amor, la nobleza, la compasión, la reconciliación, el perdón y la fraternidad entre todos los bendecidos pobladores de esta hermosísima tierra, y todos, así lo estamos, pues, Dios en cada instante nos bendice a todos. Es tiempo de reconocernos hermanos, tiempo de sanar, de limpiar, de borrar todo lo que no corresponde a la creación de Dios y permitir que aflore la esencia del ser, donde mora la luz de la libertad.

Asumo la total responsabilidad de limpiar todas las confusiones que empañan la radiante luz, que este sagrado territorio está destinado a extender hacia la humanidad. Amorosamente, con la humildad y entereza, que corresponde a todo venezolano, pido perdón por todas las confusiones que se han hecho presentes en el escenario de nuestro amado país, y a la vez agradezco que se hayan presentado, porque precisamente cuando afloran, las puedo reconocer y sanar, lo cual es posible manteniéndome en intimidad con Dios.

En la unidad que soy con todos, los más de 28 millones de venezolanos, elijo en este trascendental momento histórico de nuestra patria, reconciliar en mi corazón todo lo que percibo disociado en este glorioso pueblo. Para lo cual, con la mano en mi corazón, pido perdón a la presencia de Dios que habita en mí, por todo lo que necesito sanar para que genuinamente florezca la belleza interior que Dios ha sembrado, con plena confianza, en el alma de cada venezolano, y se encienda, así, la luz primorosa de esta gloriosa patria amada.
Creo en ti venezolano, en la nobleza de tu corazón y en la bondad de tu alma. Creo en la lealtad de este pueblo jubiloso, y en la unidad e integración de esta bella nación. Creo en las bendiciones que constantemente Dios está derramando sobre ti amada Venezuela. Creo en la paz que nos corresponde compartir y extender en este sagrado territorio. Creo en la dignidad, solidaridad, compasión y hermandad, que está en el corazón de cada venezolano. Creo en la Divina protección de Nuestra Santísima Madre Patrona de Venezuela. Creo absolutamente en la paz de este país, doy fiel testimonio de que es así, por la gracia de Dios.
 
Amén.
Guido Guédez.

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