¿En
qué otro momento sino ahora mismo puede reconocerse la verdad? El
presente es el único tiempo que hay. Y así, hoy, en este mismo instante,
ahora mismo, podemos contemplar lo que se encuentra ahí eternamente, no
ante nuestra vista sino ante los ojos de Cristo. Él mira más allá del
tiempo y ve la eternidad representada allí. Él oye los sonidos que
engendra el insensato y ajetreado mundo, aunque muy levemente. Pues más
allá de ellos Él oye el himno del Cielo y la Voz que habla por Dios con
más claridad, con más sentido y más de cerca.
El mundo desaparece fácilmente ante Su vista. Sus sonidos se vuelven más
tenues. Una melodía procedente de mucho más allá del mundo se vuelve cada
vez más clara: una Llamada ancestral a la que Cristo da una respuesta
ancestral. Tú reconocerás tanto una como otra, pues no son sino tu propia
respuesta a la Llamada que te hace tu Padre. Cristo responde por ti,
haciéndose eco de tu Ser, usando tu Voz para dar Su jubiloso
consentimiento y aceptando tu liberación por ti.
¡Cuán santas son tus prácticas hoy, al darte Cristo Su visión, al oír por
ti y al contestar en tu nombre la Llamada que Él oye! ¡Cuán serenos son
los momentos que pasas con Él, más allá del mundo! ¡Cuán fácilmente te
olvidas de todos tus aparentes pecados y dejas de recordar todos tus
pesares! En este día se dejan de lado las aflicciones, pues a ti, que hoy
aceptas los dones que él te da, te resultan claros los sonidos y las
vistas procedentes de aquello que está más cerca de ti que el mundo.
Hay un silencio que el mundo no puede perturbar. Hay una paz ancestral
que llevas en tu corazón y que no has perdido. Hay en ti una sensación de
santidad que el pensamiento de pecado jamás ha mancillado. Hoy recordarás
todo esto. La fe con la que practiques hoy te aportará recompensas tan
grandes y tan radicalmente diferentes de todas las cosas que antes
perseguías, que sabrás que ahí está tu tesoro y tu descanso.
Éste es el día en que todas las vanas imaginaciones se descorren como si
de una cortina se tratase, para revelar lo que se encuentra tras ellas.
Ahora se hace visible lo que realmente está ahí, mientras que todas las
sombras que parecían ocultarlo simplemente se sumergen en la nada. Ahora
se recupera el equilibrio, y la balanza del juicio se deja en manos de
Aquel que juzga correctamente. y mediante Su juicio, se desplegará ante
tus ojos un mundo de perfecta inocencia. ahora lo contemplarás con los
ojos de Cristo. Ahora su transformación te resultara evidente.
Hermano, éste es un día sagrado para el mundo. La visión que se te ha
concedido, la cual procede de mucho más allá de todas las cosas del
mundo, las contempla ahora bajo una nueva luz. y lo que ves se convierte
en la curación y salvación del mundo. Tanto lo valioso como lo
insignificante se percibe y se reconoce tal como es. Y lo que es digno de
tu amor recibe tu amor, y no queda nada que puedas temer.
Hoy no juzgaremos. No recibiremos sino aquello que nos llega procedente
de un juicio que se emitió desde más allá del mundo. Nuestras prácticas
de hoy se convierten en un regalo de gratitud por nuestra liberación de
la ceguera y de la aflicción. Todo cuanto veamos no hará sino aumentar
nuestra dicha, pues su santidad refleja la nuestra. Nos alzamos
perdonados ante los ojos de Cristo, tal como el mundo se alza perdonado
ante los nuestros. Bendecimos al mundo al contemplarlo en la luz en la
que nuestro Salvador nos contempla a nosotros, y le ofrecemos la libertad
que se nos ha dado a través de Su visión redentora, no a través de la
nuestra.
Descorre la cortina durante tus prácticas renunciando simplemente a todo
lo que crees desear. Guarda tus frívolos tesoros, y deja un espacio
limpio y despejado en tu mente donde Cristo pueda venir a ofrecerte el
tesoro de la salvación. Él necesita tu santísima mente para salvar al
mundo. ¿Acaso no es este propósito digno de ser tu objetivo? ¿No es la
visión de Cristo algo digno de procurarse en lugar de todos los objetivos
mundanos que no producen ninguna satisfacción?
No dejes que este día transcurra sin que los regalos que tiene reservados
para ti reciban tu aprobación y aceptación. Si los reconoces, podemos
cambiar el mundo. Tal vez no puedas ver el valor que tu aceptación de ellos
le ofrece al mundo. Pero sin duda quieres esto: poder cambiar todo
sufrimiento por dicha hoy mismo, Practica con fervor y ése será tu
regalo. ¿Iba Dios a engañarte? ¿Podría dejar Él de cumplir Su promesa?
¿Le negarías lo poco que te pide cuando Sus Manos le ofrecen a Su Hijo la
salvación en su totalidad?
Un
curso de milagros
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Yo
Soy el Ángel de la Reflexión.
Trae
tranquilidad y paz la luz que refleja mi aura porque invita a la
meditación. Hoy desciendo a tu mundo para cubrirte con mis cálidas alas y
preservar tu espacio de ruidos del exterior.
Quiero
que medites un rato, que escuches mi voz. Ven… ven a mis brazos… cierra
los ojos y aspira plácidamente. Aspira lentamente mi aroma de amor.
¿Existe algo cuya solución te inquiete? Para eso estoy junto a ti. No te
angusties… tranquilízate… estoy a tu lado… habla mentalmente conmigo.
Activa
tu oído interno y podrás escuchar mis susurros, mis sugerencias
angelicales y los mensajes del Reino Celestial: tu vida se tranquiliza;
tendrás la respuesta que deseas… te llegará del cielo. Ahora ven… quédate
en mis brazos y visualízate todo el día descansando en mi pecho. Tendrás
la luz de mi fulgor para disfrutar plenamente de este día que te espera
con amor...
..……
AUTORA
LUCY ASPRA
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Afirmación
diaria
El
perdón es un regalo que me hago a mi mismo. Se me hace fácil y
gratificante perdonar. Louise Hay
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